Las movilizaciones en Ecuador,
En los últimos días se han producido disturbios, saqueos, episodios de violencia y hasta un intento de ocupar la Asamblea Nacional del país. Este miércoles los manifestantes se concentraron en el Parque del Arbolito de Quito, un lugar tradicional de movilización, en un clima de relativa serenidad.
Los organizadores de las protestas piden la renuncia del mandatario. Sin embargo, hay un sector dispuesto a negociar. “Nosotros estamos defendiendo lo nuestro. Estas medidas son injustas. Yo por mi lado quisiera dialogar con todo el pueblo, pero el señor Lenín Moreno se esconde, se va a Guayaquil”, afirma Ezequiel Gómez, de 40 años, agricultor de la provincia de Imbabura, en la sierra norte.
El traslado de la sede del Gobierno a la ciudad costera, la segunda más poblada del país, fue interpretado como una suerte de negativa a un escenario de negociación. Con todo, el presidente optó finalmente por regresar a Quito, acompañado de la ministra de Gobierno, María María Paula Romo, y del titular de Defensa, Oswaldo Jarrín, para supervisar el desarrollo de la jornada. Moreno se avino el martes a abrir la puerta al diálogo con la mediación de Naciones Unidas, pero esa posibilidad aún no se ha concretado.
Los indígenas, que pertenecen a la capa más vulnerable de la población ecuatoriana, trabajan mayoritariamente la tierra y necesitan combustible para sus máquinas agrícolas.
Jaime Vargas, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), prometió mantener el pulso al Gobierno hasta que ceda. Esta organización también decretó una suerte de estado de excepción en sus territorios en respuesta a la actuación de las autoridades, a las que acusó de “brutalidad y falta de conciencia de la fuerza pública”.
Desestabilización
Algunas de estas comunidades llevan décadas protagonizando protestas contra el Gobierno, sin importar el signo político del presidente. Pero ahora las autoridades insisten en que las movilizaciones tienen el sello del exmandatario Rafael Correa, quien impulsó al propio Moreno y ahora es su principal adversario. Según esa acusación, que Correa ha negado tajantemente pese a jalear las protestas, también está vinculado el régimen de Nicolás Maduro.
Mientras tanto, queda por ver cuál es el efecto del regreso de Moreno a la capital. Su objetivo consiste en desactivar la protesta, que de momento ha resultado muy ruidosa pero no ha involucrado a una mayoría social, antes de que la situación se vuelva incontrolable. En los noventa, la mecha encendida por la oposición indígena acabó con la caída del expresidente Jamil Mahuad.